jueves, 26 de noviembre de 2015

MONTEMOLÍN


Montemolín es un municipio español, perteneciente a la provincia de Badajoz (comunidad autónoma de Extremadura). Pertenece al consorcio de municipios de la RUTA DE LA PLATA.
Está situado en el sur de la provincia, cerca de Monesterio y Pallares. Pertenece a la comarca de Tentudía y al Partido judicial de Zafra.
Integra dos pedanías, Pallares y Santa María de Navas.
Fuente: Wikipedia.


Iglesia parroquial católica bajo la advocación de La Purísima Concepción, en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz.
En el lugar elegido se asentaba un antiguo hospital u hospedería que servía de refugio para peregrinos que hacían el camino de Santiago desde el sur, o para pobres e indigentes, aunque en aquella época “ya no se acogían en él pobres y no tenía rentas salvo las limosnas”. Así, en el año 1523, el monarca Carlos I otorgó un privilegio a la Villa y Concejo de Montemolín para que pudiesen trasladar la parroquia a la Plaza Mayor.
Fuente: Ayuntamiento de Montemolín.


La Iglesia fue edificada según las trazas del maestro Juan García. El edificio perteneció a la Orden de Santiago. Se trata de un edificio de realización Gótico-Renacentista de planta rectangular, alargada y de nave única fabricada con mampostería y piedra sin encalar. Sus medidas exteriores son 70 metros de largo por 32 metros de ancho y 18 metros de altura. Es un edificio sólido, pesado y sombrío en su parte exterior; pero ligero, esbelto y bien iluminado en su interior.
Fotografía de la derecha, al fondo sobre la colina: Ermita de San Blas.
En este edificio, de clara vinculación popular en cuanto a su arquitectura, sobresalen la arquería central, en la que se despliegan tres arcos apuntados realizados con ladrillo, y el vano de acceso situado en el lado del evangelio con traza de medio punto peraltado enmarcado por alfiz y dispuesto bajo un tejadillo que sobresale ligeramente con respecto al lienzo en el que se encuadra.



Debido al crecimiento de la población a espaldas de la anterior Iglesia Parroquial  de Santiago Apóstol y actual ermita de la Granada, se tomó la decisión de trasladar la parroquia hacia el centro de la población.


A la izquierda: Busto y monolito dedicado Martín Álvarez.
En el parque de su mismo nombre destaca este monolito de mármol en el que se representa el busto del valeroso montemolinés que luchó, en el contexto de las guerras del periodo moderno de finales del XVIII contra la marina inglesa. 

La Iglesia de la Granada está a las faldas del Castillo de Montemolín. Pueden apreciarse diversas fases constructivas, la más antigua datable en el siglo XIV. Se configura el inmueble en la actualidad con una volumetría bien distinta de la original, fruto de numerosas adiciones y reformas que alteraron significativamente la traza primitiva.
Fuente: Rutadelaplata.com

Sobre una simple portada destaca una magnífica espadaña realizada íntegramente en ladrillo que consta de dos cuerpos: el primero de ellos con dos vanos de medio punto ligeramente rehundidos con respecto al lienzo en el que se abren, y el segundo con uno sólo de similar traza y ligero peralte; en los laterales la espadaña es decorada con ladrillos dispuestos a modo de dientes de sierra.



Fortaleza Almohade. Castillo de Montemolín.


En el margen occidental de la localidad e integrándose en ella, emplazada sobre una colina de la falda noroccidental de Sierra Morena y al este del Río Viar, se levanta el “Castillo de Montemolín”, como es conocido por sus habitantes.
Se trata de una fortaleza almohade (o Ḥiṣn) que, junto con la de Alange, Hornachos y Reina, fueron puntos estratégicos e importantes en cuanto al control de la vía de comunicación entre Córdoba, Sevilla y Mérida.
Aunque no existe constancia, la obra pudo ser erigida hacia el siglo XII, paralelamente a los restos de la mezquita que pudieron ser incorporados a la ermita de la Granada. Las primeras noticias de la fortaleza de las que se tiene constancia, se remontan al periodo en que era maestre de la Orden de Santiago, D. Pelay Pérez Correa (1242-1275) que «ganó para la Orden la villa y fortaleza de Cantillana, que después cambió con el arzobispo e iglesia de Sevilla, por la villa y fortaleza de Montemolín que ahora tiene y posee dicha orden, y que fue primero de la iglesia de Sevilla».






Fortaleza notable por sus grandes dimensiones y solidez, es un recinto más o menos rectangular, con orientación este-oeste, cuyos frentes largos son el norte y el sur, de unos 130 metros por 50 metros de ancho. Constaba de un recinto rodeado por una barrera con un baluarte ante la puerta principal, de los cuales ya no quedan ni vestigios, quedando actualmente los restos del recinto principal: «siete cubos macizos, dos cubiertos y los otros cinco exentos, y dos torres, la de Miramontes y la del Homenaje».


Esta magna construcción se emplaza en una colina -33 metros de altura- de la falda norte de Sierra Morena, al este del río del río Viar y al sur de la provincia de Badajoz. 
Montemolín llegó a configurarse como un paso obligado para los caminantes y pastores trashumantes que desde Castilla se dirigieron hacia el sur. Esta misma fortaleza unió a las vecinas Extremadura y Andalucía, facilitando en un primer momento la toma del territorio a los almohades islámicos y la Reconquista; dentro de una segunda fase, al colectivo comarcal cristiano.



En su construcción se pueden distinguir varias técnicas y materiales:
. Tapial de argamasa o mezcla heterogénea de barro, cal prieta, trozos de cerámica y cascotes de piedra, dispuestos en superficies encajonadas con armazones de madera que se iban retirando a medida que la composición fraguaba. Se corresponde con la fase islámica (hasta 1246-1248).
. Ladrillo y sillares pétreos regulares, como útil sistema de refuerzo en las esquinas. Estos -a partir del año 1248-, reedificando las dependencias anteriores y adaptándolas a las nuevas necesidades del colectivo y del momento histórico.
La obra fue erigida hacia el siglo XII, paralelamente a los restos de la mezquita que pudieron ser incorporados a la ermita de la Granada. Permaneció bajo dominio islámico hasta el año 1246, cuando una vez reconquistada fue donada al Maestre Pelay Pérez Correa.




Como todo lugar respetado y admirado por un <<pueblo>>, éste que nos toca cuenta con una leyenda incorporada que narra como el caballo blanco de Santiago saltó con gran fuerza en plena lucha contra el invasor arágeno, dejando embutidas las marcas de sus herraduras en una reducida superficie del amurallamiento. Las muescas que allí se conservan forman un par de escudos acuartelados, delimitados con pequeñísimas teselas de terracota que reproducen una tosca labor musivaria.
Actualmente los restos consolidados de la fortaleza pueden ser visitados, siendo de gran interés la mazmorra, el aljibe y la Torre del Homenaje (convertida en mirador).






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