lunes, 11 de agosto de 2014

Toledo Nocturno

Fotografías de Toledo con sus edificios iluminados...


Qué mejor para comenzar una ruta nocturna, que una calle un nombre tan... 

Cuenta la leyenda la historia de aquel caballero cristiano que, enamorado de una joven judía que prefería a un comerciante de su misma religión, contrató los servicios de una célebre bruja conocida como la Diablesa para que le ayudara con un conjuro. Efectivamente, víctima de la magia negra, el comerciante hebreo apareció muerto con expresión desencajada y el cristiano tuvo libre para acceder a su amada. Una noche se citó con su cómplice en el callejón de marras para pagarle; al tocar las monedas ,un fuego justiciero mató a la bruja y espantó al caballero. Desde entonces, aquél fue conocido como el Callejón del Diablo. Incluso hay unas coplas tradicionales: 


Ayer murió la Diablesa
por el fuego consumida.
Ayer murió la Diablesa, 
la de los ojos de oliva.
La Diablesa, la Diablesa
del Demonio poseída.


En el caso de la travesía denominada “del Diablo”, es muy posible que, según indica Rodríguez Bausá en su obra “Toledo Insólito” este nombre fuese debido a la costumbre de ultrajar a aquellos vecinos acusados por el Santo Oficio. Los acusados no sólo perecían en pública vergüenza cuando eran quemados en el brasero toledano, sino que además su familia debía sufrir ultraje puesto que sus ropajes (el “sanbenito” en la jerga de la época) eran expuestos durante largo tiempo en la Parroquia del finado. Si se desconocía la procedencia del reo, se colgaban estos ropajes en la ventana de la casa en la que había residido, siendo posible que la denominación de esta calle se debiera a este hecho, ya que estos “sanbenitos” en ocasiones llevaban dibujados diablos o llamas.

La presencia en Toledo de tres culturas también influyó en dotar a la ciudad de la intensa presencia demoníaca. Los árabes le denominan Aroth o Maroth, los hebreos Husa o Ázael, los cristianos Belcebú, Satán, Lucifer, Abbatón, Asmodeo, Trifón, Sabbataal…

Fuente: http://www.leyendasdetoledo.com/

El sambenito era una prenda utilizada originalmente por los penitentes católicos para mostrar público arrepentimiento por sus pecados, y más adelante por la Inquisición española para señalar a los condenados por el tribunal, por lo que se convirtió en símbolo de la infamia. Originariamente se trataba de un saco de lana bendecido por el cura, de donde viene el nombre de saco bendito que da lugar a sambenito por asimilación fonética con San Benito.
Los sambenitos variaban según el delito y la sentencia. Los condenados a muerte (los relajados al brazo secular) llevaban un sambenito negro con llamas y a veces demonios, dragones o serpientes, signos del Infierno, además de una coroza roja. Los reconciliados con la Iglesia católica porque habían reconocido su herejía y se habían arrepentido llevaban un sambenito amarillo con dos cruces rojas de Santiago (según Henry Kamen, eran una o dos cruces diagonales pintadas sobre él)3 y llamas orientadas hacia abajo, lo que simbolizaba que se habían librado de la hoguera. Los sentenciados a recibir latigazos, como los impostores o los bígamos, llevaban atada una soga al cuello con nudos, que indicaban los centenares de latigazos que debían recibir.

Fuente: Wikipedia.




 

El Alcázar de Toledo es una fortificación sobre rocas, ubicada en la parte más alta de la ciudad de Toledo, España, y que domina toda la ciudad. Su privilegiada situación ha hecho de él un lugar de gran valor estratégico militar y así lo intuyeron los diversos pueblos que se asentaron en él. Su nombre se debe a uno de esos dominadores: los árabes, que lo llamaron Al Qasar que significa «fortaleza», nombre acortado del que era habitual: Al-Quasaba cuyo significado era el lugar de la verdadera residencia principesca.
En el siglo III fue un palacio romano donde, tras la reconquista de la ciudad, establecieron el pretorio, sede del magistrado o pretor. Durante la época visigótica el rey Leovigildo estableció en él su capitalidad en el año 568. De la era de dominación musulmana destacan las obras iniciadas por Abd al-Rhaman II en el año 836 y por Ab al Rhaman III en el 932. Fue restaurado y ampliado durante el mandato de Alfonso VI y sus sucesores Alfonso VII y Alfonso VIII; Fernando III el Santo la embellece considerablemente y Alfonso X el Sabio logra aunar las tres culturas que han pasado por Toledo — judía, árabe y cristiana— con la famosa Escuela de Traductores de Toledo, completó la fachada oriental y mandó construir las cuatro torres de planta cuadrada que forman las cuatro esquinas del edificio.
Cuando Carlos I regresó a España desde Alemania convocó en 1525 las Cortes en Toledo y le alojó en Alcázar donde discutió con la hermana de Francisco I de Francia su rescate ya que estaba prisionero en Madrid. Fue modificado en 1535 bajo su mandato y encargó la dirección de las obras al arquitecto Alonso de Covarrubias, Francisco de Villalpando y Juan de Herrera. Diseñaron un edificio compacto y cerrado, organizado en torno a un patio rectangular con doble nivel de arcos sostenidos por columnas de aire muy clásico de capiteles corintios y compuestos. Covarrubias construyó la fachada norte y Herrera la sur. La sobria fachada dividida en tres pisos de vanos repetidos en torno a los cuales se concentra la decoración y un gigantesco escudo imperial sobre la puerta, reflejan el poder del constructor. A la muerte de Villalpando, las obras fueron dirigidas por Juan de Herrera. Impresiona su escalera, posteriormente engrandecida por Francisco de Villalpando, concluida bajo el reinado de Felipe II. Fue residencia temporal de las reinas viudas Mariana de Austria (viuda de Felipe IV) y Mariana de Neoburgo (viuda de Carlos II).
Durante la Guerra Civil de 1936-39 fue utilizado por el entonces coronel sublevado José Moscardó como punto defensivo y de resistencia de la Guardia Civil y destruido totalmente por las tropas de la II República durante el asedio que duró 70 días del 22 de julio al 28 de septiembre de 1936. Fue liberado ese último día por el Ejército de África al mando del general José Enrique Varela y visitado al día siguiente por el general Francisco Franco, jefe del bando sublevado. 









Iglesia de Santiago del Arrabal 


Puerta de Bisagra




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