miércoles, 8 de julio de 2015

Niebla a orillas del Río Tinto

Conjunto Monumental Histórico-Artístico


Niebla es una ciudad y municipio español situado en la provincia de Huelva, en Andalucía. Es la capital histórica del condado homónimo, de la actual comarca del El Condado y del territorio vitivinícola del Condado de Huelva. Durante el Califato de Córdoba fue capital de la cora homónima y durante los primeros, segundos y terceros reinos de taifas, fue el centro de la Taifa de Niebla, que abarcaba un territorio mucho mayor que el actual término. 
Fuente: Wikipedia.


Después de nuestro senderismo extremo por Marte (Río Tinto) en la Palma del Condado decidimos dirigirnos a Niebla y reponer fuerzas.

Iglesia de San Martín: Esta iglesia se encuentra ubicada en Niebla junto a la puerta del Socorro. Fue construida en la primera mitad del siglo XIII. De las dos mezquitas que había en Niebla, Ntra Sra de la Granada y San Martín, era la mezquita menor (la del otro barrio) que fue concedida a los judíos por Alfonso X el Sabio como sinagoga. Después en ella edificaron los cristianos la Iglesia de San Martín.
La Iglesia de San Martín se distribuye en tres naves y crucero formado por dos capillas. El ábside data del siglo XV, de estilo ojival, con pequeños ventanales y planta dodecagonal. Destacan la capilla almohade, la portada en forma de herradura y las pinturas murales del ábside. Con el objetivo de que una calle pasar por el medio, la nave central fue partida, quedando la fachada principal en una acera y el ábside en otra.
En la actualidad se conserva sólo el ábside y la puerta mudéjar de los pies, pues el cuerpo de las naves ha desaparecido.


La cabecera de la iglesia muestra, en su interior, una interesante bóveda de crucería muy hermosa con un estrecho ventanal en el centro.
También hay que citar la portada de ladrillo que ha sobrevivido y que sería la del hastial occidental, se trata de un ejemplar mudéjar del siglo XIV formado por doble rosca de herradura, impostas pétreas y recuadro rodeando el conjunto.
Anexa a la Iglesia de San Martín está la Capilla almohade del Señor de la Columna,del siglo XIV o XV, que se denomina así porque hay un cristo atado a una columna. Esta imagen es muy venerada por los iliplenses. |reconocimientos= La Iglesia de San Martín fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1922 por la Real Orden del rey Alfonso XIII.


De la época cristiana se conservan varias iglesias, como Nuestra Señora la Granada, de estilo gótico-mudéjar, antigua mezquita, y la Iglesia de San Martín, antigua sinagoga judaísta, que fue brutalmente separada en dos para que los coches pudieran circular por en medio.



Niebla ha recibido numerosos nombres: los tartesios la llamaron Ilípula, los romanos Ilipla, los visigodos Elepla, los musulmanes Lebla y los castellanos Niebla.

Su antigüedad se remonta hasta los comienzos de la Edad del Hierro, apareciendo en sus alrededores numerosos restos neolíticos y dos necrópolis dolménicas (Dolmen de Soto y Dólmenes de la Hueca). Durante la cultura tartésica se mantuvo un rico comercio. De esta época data un importante anillo de oro, en que se representa quien parece ser una diosa cuidando de un niño. Con el pueblo fenicio fue importante por la riqueza minera de sus alrededores y por sus facilidades de comunicación, a través del río Tinto, entonces navegable hasta las mismas puertas de la ciudad.

En la época romana pasaba por Niebla la calzada que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica. Por su importancia económica, política y administrativa en ese momento, ganó el derecho de acuñar monedas y sus murallas tartésicas fueron reforzadas y ampliadas.


Su estampa más famosa son sus murallas almohades de origen tartésico, el mayor recinto de este tipo en Europa y el mejor conservado. Toda la villa intramuros ha sido declarada conjunto histórico monumental. 
En el Castillo de los Guzmanes, todos los veranos, en los meses de julio y agosto, se celebra el Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla. Y conserva unas mazmorras con su colección de instrumentos de tortura de la Inquisición.





De su pasado árabe destacan por encima de todo las imponentes murallas que la encierran por completo, así como sus bien conservadas puertas (de Sevilla, Embarcadero, Agua, Buey, Socorro y Agujero).
A título de anécdota este es el cartel...


El ayuntamiento está regenerando la rivera fluvial del río Tinto con pasarelas que en ocasiones pasan por encima de las aguas del Tinto, un paraje en el que la historia y el paisaje son partícipes. Nos dirigimos por una de ellas hacia el embarcadero fenicio, entre la maleza y el precipicio, un trayecto difícil dado su abandono y poco tránsito.


Puerta del embarcadero Fenicio: 
Esta puerta, orientada hacia el río Tinto, hoy día se encuentra derrumbada, por lo que de ella solo quedan unos restos.
Según los historiadores, era el lugar por donde cargaban los barcos en la época en la que el río era navegable hasta la ciudad. Otros estiman que era mas bien una salida hacia los baños de los reyezuelos árabes.       



En Niebla se encuentran varios puentes por los que circulaba el ferrocarril de Río Tinto cargado de minerales de extracción. El Puente de Niebla sobre el río Tinto, situado en el mismo término de Niebla que es, además, es bastante extenso al contar con 140 metros, dividido en seis tramos iguales. La anchura del puente es de 3,60 metros y posee dos aceras laterales de un metro cada una con barandillas. El puente es del tipo doble cajón de celosía, circulando los trenes sobre su parte superior con varias peculiaridades, como sucede con el hecho de  que las vigas no tengan continuidad entre los tramos. 
El Puente de Manantiales sobre el río Tinto, que se construyó en 1888 a causa de una riada junto al puente Salomón, aunque posteriormente fue reformado por completo en el año 1931. Y los Puentes Salomón sobre el río Tinto, el primero de ellos se construyó entre 1873 y 1875, mientras que el segundo data de 1888 -después de que el primero fuera destruido por una gran riada-.






El Puente Romano de Niebla es uno de los mejores conservados de la península ibérica. Situado en la carretera Huelva-Sevilla al paso por el pueblo de Niebla, justo por debajo de el corren las aguas de uno de los ríos más importantes de la provincia de Huelva, el Río Tinto. Fue reformado en 1936, tras la voladura de uno de sus arcos al comenzar la Guerra Civil. En la época romana pasaba por Niebla la calzada que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica. El puente actual se eleva sobre la cimentación del original, que formaba parte del itinerario Antonino que conducía a la Itálica y a Hispalis, pasando por Itucci, Tejada, hoy en Escacena del Campo. Este puente, tras su construcción, fue dedicado por el decurión Marcos a la diosa Minerva.
En este puente, es interesante resaltar los elementos romanos todavía visibles en la zona situada más al Este que se conservan íntegros. Se observan varios arcos con estructura de medio punto, formados por dovelas de gran tamaño, perfectamente dispuestas. Existen otros arcos, cuyo trazado de medio punto o de tipo apuntado pertenece a reparaciones islámicas y de épocas posteriores.


En el año 713 fue ocupada por los musulmanes, pasando a ser una de sus kuras (unidad administrativa similar a la provincia). Fue reino de taifa independiente desde 1023, durante la desintegración del califato de Córdoba, hasta que en 1053 fue conquistada por el reino taifa de Sevilla.1 Posteriormente fue sometida por los almorávides y, en 1155, por los almohades tras un cruento asalto. En 1234 recuperó su independencia bajo Ibn Mahfot, extendiendo sus dominios desde la desembocadura del Guadalquivir por el este hasta el cabo de San Vicente por el oeste, e incluyendo gran parte del Algarve actualmente portugués.1 En 1262, tras un asedio de nueve meses, Alfonso X de Castilla conquistó la ciudad. En el asedio se utilizó por primera vez en Occidente la pólvora con fines bélicos, al emplearse para accionar unos primitivos cañones.



 


Arriba y abajo fotos de mi compañero Sergio Ramón Rabaneda - Cazando la Luz


Acabamos llenos de pinchos de las plantas, mosquitos y otros bichitos, además de lo quemados que íbamos ya del paseo por Río Tinto... una urticaria total.

Fotografía de Enrique García Cabrera

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